domingo, 8 de noviembre de 2015

EMPATÍA


EMPATÍA

¿Sabes lo que significa?

La EMPATÍA es la capacidad de comprender los sentimientos, razonamientos y motivaciones de los demás, que pueden tener puntos de vista diferentes a los nuestros.
También es identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

¿Te has puesto en el lugar de otra persona?

Si quieres llevarte mejor con tus compañeros, tener más amigos…  lee atentamente.

Tengo que reconocer que me dan asco las cucarachas, los escarabajos y todo aquel insecto que cruja bajo mi zapatilla después de aplastarlo.

Me imagino que será por pánico, o por defensa propia, pero… suelo pisarlos, mejor dicho … solía.

Yo me justificaba diciendo:  ¿quién no ha pisado un bichito alguna vez?  Total… ¡son unos seres insignificantes! Uno más, uno menos …

Una tarde después de llegar de la escuela fui a mi habitación, quería jugar un rato antes de merendar. Pero ¡no! Un saltamontes que se había colado al dejar la ventana abierta me miraba con ojitos desafiantes. Preparé mi artillería más pesada, mis botas de montaña con suelas antiadherentes y me aproximé lentamente hacia el animalito. Él se quedó paralizado, sus pequeñas patitas inmóviles, esperando.
Justo en el instante en el que iba a lanzarme sobre el saltamontes, ALGO INCREIBLE OCURRIÓ:  Yo empecé a empequeñecer, mis ropas cayeron al suelo y todo se transformó a mi alrededor. Mi habitación parecía un inmenso palacio, mis botas, barcos gigantescos, ¡hasta podía montarme en el coche con el que pretendía jugar!

Pero lo peor fue cuando observé mi cuerpo …
No pude contenerme y grité, pero mi voz a penas se oía en ese espacio inabarcable. Mis manos se habían convertido en patas de un color verde apagado, mi cuerpo era alargado y estrecho y al mover la cabeza podía observar de refilón, dos pequeñas antenas que se movían al compás de mi desesperación.

¡SOCORRO! –Chillé con todas mis fuerzas.  ¡Mamaaaaaaa!

Qué ha pasado aquí? ¡Que alguien me ayude!  Inútil, nadie me escuchaba.
Quería limpiarme las lágrimas pero me resultaba un poco difícil con ese nuevo cuerpo que no controlaba. Al levantar la vista observé unos ojos grandes y azules que me miraban a lo lejos.

Era un niña (para mí un gigante) de aproximadamente mi edad, que me miraba con curiosidad. Yo intenté escapar asustado, sabiendo que posiblemente mi destino fuera morir aplastado bajo la suela de ese  humano.

Yo hubiera hecho eso, yo pretendía hacer eso …
Nos miramos, el niño sonrió con cariño y yo lo intenté.

¡Nunca me hubiera imaginado que un saltamontes pudiera tener esos sentimientos!

Y antes de poderle demostrar mi agradecimiento por no hacerme daño, volví a transformarme en el niño que os está contando esta historia.
Bueno, exactamente en el mismo no, porque ahora las cosas han cambiado…

INTENTO PONERME EN EL LUGAR DEL OTRO, AUNQUE SEA EN EL LUGAR DE UN SER QUE NOSOTROS CREÍAMOS INSIGNIFICANTE.


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