EMPATÍA
¿Sabes lo que significa?
La
EMPATÍA es la capacidad de comprender los sentimientos, razonamientos y
motivaciones de los demás, que pueden tener puntos de vista diferentes a los
nuestros.
También
es identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
¿Te has puesto en el lugar de
otra persona?
Si quieres llevarte mejor con tus
compañeros, tener más amigos… lee
atentamente.
Tengo que reconocer que me dan
asco las cucarachas, los escarabajos y todo aquel insecto que cruja bajo mi
zapatilla después de aplastarlo.
Me imagino que será por pánico, o
por defensa propia, pero… suelo pisarlos, mejor dicho … solía.
Yo me justificaba diciendo: ¿quién no ha pisado un bichito alguna
vez? Total… ¡son unos seres
insignificantes! Uno más, uno menos …
Una tarde después de llegar de la
escuela fui a mi habitación, quería jugar un rato antes de merendar. Pero ¡no!
Un saltamontes que se había colado al dejar la ventana abierta me miraba con
ojitos desafiantes. Preparé mi artillería más pesada, mis botas de montaña con
suelas antiadherentes y me aproximé lentamente hacia el animalito. Él se quedó
paralizado, sus pequeñas patitas inmóviles, esperando.
Justo en el instante en el que
iba a lanzarme sobre el saltamontes, ALGO INCREIBLE OCURRIÓ: Yo empecé a empequeñecer, mis ropas cayeron
al suelo y todo se transformó a mi alrededor. Mi habitación parecía un inmenso
palacio, mis botas, barcos gigantescos, ¡hasta podía montarme en el coche con
el que pretendía jugar!
Pero lo peor fue cuando observé
mi cuerpo …
No pude contenerme y grité, pero
mi voz a penas se oía en ese espacio inabarcable. Mis manos se habían
convertido en patas de un color verde apagado, mi cuerpo era alargado y
estrecho y al mover la cabeza podía observar de refilón, dos pequeñas antenas que
se movían al compás de mi desesperación.
¡SOCORRO! –Chillé con todas mis
fuerzas. ¡Mamaaaaaaa!
Qué ha pasado aquí? ¡Que alguien
me ayude! Inútil, nadie me escuchaba.
Quería limpiarme las lágrimas
pero me resultaba un poco difícil con ese nuevo cuerpo que no controlaba. Al
levantar la vista observé unos ojos grandes y azules que me miraban a lo lejos.
Era un niña (para mí un gigante)
de aproximadamente mi edad, que me miraba con curiosidad. Yo intenté escapar
asustado, sabiendo que posiblemente mi destino fuera morir aplastado bajo la
suela de ese humano.
Yo hubiera hecho eso, yo
pretendía hacer eso …
Nos miramos, el niño sonrió con
cariño y yo lo intenté.
¡Nunca me hubiera imaginado que
un saltamontes pudiera tener esos sentimientos!
Y antes de poderle demostrar mi
agradecimiento por no hacerme daño, volví a transformarme en el niño que os
está contando esta historia.
Bueno, exactamente en el mismo
no, porque ahora las cosas han cambiado…
INTENTO PONERME EN EL LUGAR DEL
OTRO, AUNQUE SEA EN EL LUGAR DE UN SER QUE NOSOTROS CREÍAMOS INSIGNIFICANTE.
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