domingo, 13 de septiembre de 2015

Para Pensar



CUENTAN que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de las personas…

Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:

-          ¿Jugamos al escondite?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó:  -  ¿Al escondite?

El ENTUSIASMO bailó entusiasmado.

La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA. Incluso la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada, quiso jugar.

Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse (¿para qué?), si al final siempre la descubrían.

La COBARDÍA, como le daba MIEDO, prefirió no arriesgarse…

-          Uno, dos, tres … -comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino.

El TRIUNFO, con su propio esfuerzo, había logrado subir y esconderse en la copa del árbol más alto.

La  ENVIDIA  se escondió tras él.

La  GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para sus amigos.

El  EGOÍSMO, en cambio,  encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo … pero solo para él.

La  MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos y la PASIÓN y el DESEO se metieron en el centro de los volcanes.  El OLVIDO… ¡se me olvidó dónde se escondió…! Pero eso no es lo importante.

Cuando la LOCURA contaba 99.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

-          ¡Cien Mil! – contó la locura- y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue la PEREZA, tan sólo a tres pasos de la piedra.

En un  descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir dónde estaba el TRIUNFO.

A la PASIÓN y al  DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.

Y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una piedra sin decidir aún dónde esconderse.

Así fue encontrando a todos: la ANGUSTIA, en una oscura cueva, la MENTIRA en el fondo del océano y hasta encontró al OLVIDO, al que ya se la había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero el AMOR no aparecía por ningún sitio.

La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas… sin encontrar al AMOR.

Casi a punto de darse por vencida, divisó un  rosal y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto se escuchó un doloroso grito: ¡áuuu!
Las espinas habían herido en los ojos al AMOR, que estaba escondido entre las rosas.

La  LOCURA  no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo para siempre…

Dicen que desde entonces…

El AMOR es ciego,  y  la  LOCURA  lo acompaña siempre.

                                                                                  (Eduardo  Galeano)

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